MAPUCHES EN CHILE, UN VIEJO CONFLICTO SIN SOLUCIONES

El tema mapuche es altamente sensible en Chile y si bien el Gobierno de Michelle Bachelet dio señales claras en la búsqueda de soluciones definitivas, la deuda con los pueblos originarios sigue pendiente.

Un viejo conflicto sin luz al final del túnel. Pasos concretos, por ejemplo, apuntan a la inclusión de forma preponderante de las minorías étnicas del país austral en la futura nueva Constitución.

Sin embargo, para llegar a ese punto todavía falta un largo trecho y la ausencia de oportunidades para los pueblos originarios de Chile se mantiene como asignatura pendiente.

Otros grupos más pequeños como los yaganes, kawésqar, diaguitas y kollas están condenados a desaparecer.

Amplia mayoría son los más de 700 mil indígenas mapuches concentrados en la explosiva región sureña de La Araucanía. Viven en condiciones de extrema pobreza y apenas ocupan el cinco por ciento de las tierras que heredaron de sus familiares en el pasado.

El resto, en su mayoría, está en manos privadas de firmas forestales. Sus demandas se han quedado en promesas a lo largo de los años y el conflicto mapuche ha escalado a grados de violencia extrema.

Algunos grupos mapuches protagonizan con cierta frecuencia quema de camiones, iglesias católicas y evangélicas, y maquinaria agrícola, en exigencia de la devolución de sus tierras ancestrales.

La invocación de la Ley Antiterrorista es la modalidad en el ambiente. Sectores políticos, en particular de la derecha, quieren mano dura contra los protagonistas de actos que desestabilizana las empresas en la zona.

Algunas figuras de la izquierda lanzan críticas a los métodos de lucha de los mapuches. Ni siquiera los esfuerzos de la jefa de Estado con medidas para reducir la pobreza de los pueblos originarios han dado los resultados esperados.

PROCESO CONTROVERSIAL

En fecha muy reciente, cuatro comuneros mapuches realizaron una huelga de hambre que superó los 117 días en tres casos y casi 120 en uno de ellos, para forzar al Gobierno a retirar la aplicación de la Ley Antiterrorista en sus procesos.

Finalmente, la administración de Bachelet interpuso la recalificación de la Ley Antiterrorista en la querella en su contra.

El lonko o jefe Alfredo Tralcal y los hermanos Benito y Pablo Trangol, aceptaron deponer la protesta y el cuarto huelguista, Ariel Trangol, la extendió unos días más para luego sumarse a los demás.

Tralcal y los hermanos Trangol dijeron explícitamente que estaban dispuestos a tener un mártir mapuche para resolver el asunto. El cuarteto está acusado de incendiar una iglesia y participar en actividades violentas.

El Gobierno de Chile interpuso un recurso de apelación, cautela de garantías y amparo, que en la práctica retira la Ley Antiterrorista contra los cuatro comuneros mapuches.

El ministro del Interior, Mario Fernández, ofreció la información luego de reunirse con los familiares de los comuneros, en un encuentro al que se sumó la presidenta de la República, Michelle Bachelet.

La iniciativa tuvo efectos casi inmediatos, pero al mismo tiempo desató una ola de críticas por parte de los partidos de oposición de derecha Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN).

Ambas organizaciones consideraron que el Ejecutivo se puso de rodillas ante los acusados de incendiar una iglesia. Y no han cesado las descalificaciones, al punto de que el viceministro del Interior, Mahmoud Aley, parece estar también en desacuerdo.

En la región de La Araucanía, donde están agrupados, abunda la policía antimotines y la zona permanece bajo custodia militar ante los focos de violencia.

El historiador e investigador del Observatorio de los Derechos Indígenas, Martín Correa, hizo una disección de la cuestión en un reportaje del Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER).

“Cuando las comunidades mapuchs plantean: esas tierras son nuestras, esas tierras nunca las vendimos, es verdad. Esas tierras fueron usurpadas legalmente, mas no legítimamente por el Estado chileno”, reflexionó.

“Estamos hablando de cuatro generaciones de represión, de usurpación y de muerte de las cuales el Estado chileno no se quiere hacer cargo”, completó Correa.

Aunque desde la colonización española surgieron los encontronazos, el punto más polémico llegó en 1860 durante la brutal ocupación de La Araucanía por parte del Ejército de Chile, que forzó a la zona a sumarse a la joven República.

Con los años, el pueblo mapuche fue perdiendo gradualmente territorio hasta quedar con el cinco por ciento actual. Otra de las tantas tragedias con las comunidades indígenas que llevaban una vida pacífica en toda América Latina y el Caribe.

Por Fausto Triana

Santiago de Chile, 6 de octubre 2017
Crónica Digital /PL

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