DIA INTERNACIONAL CONTRA LA DISCRIMINACIÓN RACIAL


Discriminación nuestra de cada día…
Yo no soy mujer, no soy loco, no soy niño, no soy indio,
no soy negro, no soy homosexual, no soy discapacitado,
no soy delincuente…¿quién soy?


Nos encontramos en un país en donde los procesos de discriminación, construidos históricamente por factores culturales dominantes, no se han erradicado completamente. Pareciera que al principio del siglo XXI estuviera claro que los horrores del pasado deberíamos haberlos superado, pero no es así.


Estamos bajo la embestida nueva de patrones culturales discriminatorios, lo que ha llevado a la pérdida sistemática de visiones culturales distintas, de opiniones contrarias y de creencias diferentes. Esto conduce, sin lugar a dudas, a la prepotencia hegemónica de una sola explicación ideológica de la realidad. Podríamos remontarnos en la historia y los ejemplos son innumerables, pero no por ello lo debemos aceptar como natural.


Específicamente, en nuestra región, la predominante es la discriminación étnica. Se ha construido la chilenidad a costa de borrar permanentemente cualquier manifestación cultural que no sea la dominante. El pueblo mapuche da fiel testimonio de ello.


Hacia fines del 2006, la encuesta La Voz de los Niños, “Identidad y discriminación en adolescentes mapuche”, llevada a cabo por UNICEF Chile, descubría la pólvora: “existe una fuerte sensación de exclusión en el acceso a una buena educación, al trabajo, a nuevas tecnologías y sistema de salud”.


Aún existiendo programas de gobierno encaminados a políticas de no discriminación, la sociedad en su conjunto sostiene conductas discriminatorias. Nos atrevemos a sostener que es en los sistemas educativos donde radica la solución a un cambio de actitud; desde la sala cuna debe comenzar el respeto al otro, a sus diferencias, a su cultura.


Las reivindicaciones del pueblo mapuche son variadas, como en toda sociedad humana, pero en lo específico es el reconocimiento como pueblo y nación diferente. Obviamente aquí la epidermis nacional y más específicamente la de los grupos económicos y sus intereses territoriales, son los que rechazan de plano tal posibilidad. Esto implicaría aceptar que somos un país pluriétnico.


Significaría, además, que las demandas históricas por territorialidad tienen una base de sustento jurídico, con reconocimiento internacional. El Senado, hace muy poco ratificó el Convenio 169. No obstante ello, la derecha política está exigiendo al Ejecutivo una “declaración interpretativa”, o sea, anular el espíritu de ese Convenio.


Recordemos que el Convenio 169 fue aprobado por la Cámara de Diputados el 11 de abril del 2000 y que éste pasó los controles del Tribunal Constitucional. El artículo 13 plantea una relación especial con la tierra y el territorio. Esto alude a su existencia social, espiritual y política, lo que comprende la conservación de los derechos naturales como condición básica para su existencia. Este artículo es uno de los más polémicos para la derecha política en este país.


El desarrollo armónico de nuestra sociedad depende de nuestra capacidad de respeto y tolerancia hacia otras culturas. La tolerancia no es una aceptación “simbólica” o “folclórica”. Tolerar, respetar y no discriminar al pueblo mapuche significa aceptar la educación bilingüe, el desarrollo de su cultura y aceptar su propia administración territorial. Incontables son los libros históricos que demuestran la usurpación de tierras mapuche tanto de particulares como del Estado chileno. Es hora de saldar cuentas con la historia.


Temuco, 21 de marzo de 2008.


Fuente: Por Vital Ahumada - CINPRODH, Mapuexpress

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